El tarsero filipino, uno de los primates más pequeños del mundo, sufre tal estrés cuando vive enjaulado que a menudo termina golpeándose la cabeza contra los barrotes o sumergiéndola en el agua para quitarse la vida. El tarsero es una de las mayores atracciones turísticas de Filipinas, lo que no le ha beneficiado, pues durante años ha sido exportado ilegalmente para intentar convertirlo en mascota. En la imagen, uno de los cerca de cien tarseros del santuario de Bohol, en Filipinas, que viven en semilibertad. (Eric San Juan / EFE) - (20minutos.es)
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