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Rian y Wahid son dos adolescentes que llevan casi un lustro empapando sus manos en pozas cavadas sin permiso para separar de la arena el polvo de estaño, conscientes de que el agua que les rodea puede suponer a medio plazo un alto riesgo para su salud. En un paradisíaco grupo de islas de Indonesia, cientos de personas se juegan la vida cada día en las minas clandestinas de estaño para hacerse con el preciado y contaminante mineral. A vista de pájaro, la aridez de las explotaciones, tanto de las legales como las ilegales, come cada vez más terreno a la frondosa vegetación que todavía cubre buena parte de la provincia insular de Bangka-Belitung, al sureste de Sumatra. En esta región se hallan las mayores minas de estaño de Indonesia, el principal exportador mundial de este mineral que se emplea en latas, soldaduras o, aleado con titanio, en la industria aeroespacial. (Paula Regueira Leal / EFE)-(20minutos.es)
Rian y Wahid son dos adolescentes que llevan casi un lustro empapando sus manos en pozas cavadas sin permiso para separar de la arena el polvo de estaño, conscientes de que el agua que les rodea puede suponer a medio plazo un alto riesgo para su salud. En un paradisíaco grupo de islas de Indonesia, cientos de personas se juegan la vida cada día en las minas clandestinas de estaño para hacerse con el preciado y contaminante mineral. A vista de pájaro, la aridez de las explotaciones, tanto de las legales como las ilegales, come cada vez más terreno a la frondosa vegetación que todavía cubre buena parte de la provincia insular de Bangka-Belitung, al sureste de Sumatra. En esta región se hallan las mayores minas de estaño de Indonesia, el principal exportador mundial de este mineral que se emplea en latas, soldaduras o, aleado con titanio, en la industria aeroespacial. (Paula Regueira Leal / EFE)-(20minutos.es)
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